martes, 19 de abril de 2016

El Anillo para Solteros

Julián Rodríguez es un chico de 26 años del barrio de Flores. Trabaja en una tienda de antigüedades en Palermo llamada "Joyas del Pasado". Julián tiene un problema, sede fácilmente por cualquier señorita, sin importar su apariencia. Esto le trajo serios problemas en su laburo porque las clientas se sentían ofendidas al sentirse observadas por él. Una vez el jefe Ruperto, con su apariencia grande y robusta, la cual da miedo, lo amenazo con echarlo del trabajo. Su lugar favorito era el balcón de su departamento en el barrio del Ángel Gris, en un tercer piso, donde tenía un amplio panorama de las mujeres que pasaban minuto tras minuto.

Una tarde, en el trabajo, un señor que rondaba los 40 años de edad vestía un traje negro muy elegante y traía una pequeña caja de madera tallada a mano con un anillo dentro. Lucía muy antiguo, sacado de un cuento de fantasía, este era el lugar perfecto para venderlo. Siempre la gente venía con tristeza a vender sus apegos personales, y él no era la excepción.
   -Buenos días- dijo el cuarentón- he venido a ofrecer este lujurioso anillo de amatista a tan solo mil pesos-
   -Que!? Señor, con mucho respeto,  es tan solo un anillo con una piedrecita incrustada. Valdrá alrededor de trescientos pesos y sumándole la caja podría llegar a unos cuatrocientos- indicó Julián medio confundido.
   -Hágame el favor de probárselo y dígame si este "es tan solo un anillo con una piedrecita"- señaló el señor firmemente.
Después de probárselo, sin emitir ningún sonido, Julián saco mil pesos de su billetera sin pensarlo en el mostrador. Fascinado con la boca abierta dijo –gracias… por su visita vuelva pronto...- El hombre rio–. Hasta pronto joven, que tenga un buen día- dijo por último.  
El hombre se retiró con una sonrisa en el rostro como cuando a un niño le regalan un chupetín, lo único que este era una fajo de billetes. La maravillosa función de este amuleto era que aquel que lo portaba era capaz de ver a través de las paredes sin importar lo que tenga enfrente. Y así poder observar a la gente en su hogar.

Julián llego a su departamento, después del asombroso día que tuvo y lo primero que hizo fue ponerse el anillo al oír que la bella chica del cuarto piso casualmente se estaba bañando. Él quedo asombrado al ver el resultado de su nuevo artilugio.

Lamentablemente Julián nunca pudo estar con una chica después de comprar el anillo, aunque no quería deshacerse de él. Siempre metía la pata en las conversaciones con sus vecinas, que eran las únicas mujeres que conocía muy bien, diciendo cosas que él no debería de saber. 

1 comentario:

  1. Julián me recuerda a un hombre de seguridad privada que trabaja en la farmacia que está en la esquina de mi casa. Varias veces estuve tentada de preguntarle al dueño si este hombre en verdad está vigilando el local o si simplemente se dedica a susurrarle cosas a las mujeres que pasan por la vereda.
    De más está decir que me cae pésimo.
    Ojo: sede = sucursal de una asociación / cede = 3ra persona del singular verbo ceder en presente.

    Redacción: Banda 2
    E1: El contenido desarrolla algunos elementos realistas y de interés en partes de la redacción.
    E2: La redacción está bien ordenada y el principio y el final se desarrollan satisfactoriamente.
    La historia incorpora algunas características interesantes, aunque no de forma consistente. El lector es consciente de la creación de suspense y se identifica el clímax.

    Estilo: Banda 2
    Un escrito generalmente fluido, en ocasiones eficaz lingüísticamente y generalmente preciso; cierto sentido de la audiencia.
    E3: Un intento obvio de empleo eficaz de vocabulario para mantener el
    interés del lector.
    E4: Sentido de la audiencia parcial o deducible y oraciones de estructuras apropiadas.
    E5: Ortografía, puntuación y gramática generalmente precisa.

    9 (nueve)

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